En todos los grandes puertos comerciales son habituales las grandes concentraciones de personas, que en combinación con multitud de amenazas procedimentales, tecnológicas (fugas de sustancias peligrosas, contaminación química, incendios y explosiones), naturales (tormentas, fuertes vientos, tornados o tsunamis) y terroristas hacen de los puertos unas zonas sometidas a un riesgo considerable que requieren la utilización de las últimas tecnologías y sistemas de seguridad.